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7 maneras de mejorar tu relación con el dinero

24 marzo, 2020

¿Qué viene a tu mente al oír la palabra “dinero”? Cuando reflexionan sobre esta pregunta muchas personas descubren que les surgen sentimientos de ansiedad, preocupación, tristeza y añoranza.

En pocas palabras: deseamos más dinero y el no tenerlo nos causa malestar emocional (y en algunas ocasiones hasta físico).

Entonces resulta fácil darse cuenta de que nuestra conexión con el dinero está determinada por nuestros hábitos, pensamientos, conductas, percepciones y sentimientos.

Por eso, tener salud financiera se refiere a que nuestra actitud frente al dinero sea positiva y no dependiente. Implica tener una relación basada en la conciencia y en la utilidad que resulte satisfactoria y no estresante.

¿Qué sientes cuando las deudas comienzan a acumularse y no tienes cómo pagar? ¿Cómo definirías tu estado de ánimo cuando observas que los precios siguen subiendo, pero tu salario no? ¿Cuándo fue la última vez que te sentiste satisfecho con el dinero que tenías?

La salud financiera no significa que debes tomar una actitud conformista o que puedas “apagar” tus emociones cuando las cuestiones económicas salen mal, sino que implica gastar de manera inteligente, ahorrar de acuerdo con nuestros objetivos y estar preparado para emergencias.

¿No estaría bien poder pensar en dinero y sentirse tranquilo? Por eso, sin importar qué tan buena es tu relación con él, los siguientes consejos te ayudarán a mejorarla.

1 – Reflexiona y sé honesto

Comprender cómo percibimos el dinero y el papel que tiene en nuestra vida es el primer paso para poder mejorar. Esta comprensión requiere objetividad y honestidad cuando analizamos nuestros hábitos financieros.

Pregúntate, sin juzgarte, avergonzarte o justificarte:

  • ¿En qué estás gastando y cómo se alinea con tus metas?
  • ¿Por qué gastas en esas cosas?
  • ¿Cuáles son tus esperanzas y miedos en el ámbito económico?
  • ¿Estás haciendo todo lo que podrías para mejorar tus finanzas?

Al igual que en una relación con una persona, es necesario dedicar tiempo para examinar nuestras expectativas, nuestros temores y el cómo nos sentimos.

Solo así podemos darnos cuenta de aquellas cosas que debemos cambiar o de los ámbitos en los que tenemos dificultades. Y una vez que contamos con esta información es momento de actuar; ir más allá del análisis y tomar acciones concisas para corregir aquellos fallos que descubramos.

2 – Entiende el rol del dinero

Muchas personas confunden el papel que el dinero debería tener en sus vidas y lo convierten en el objetivo principal. Sin embargo, el dinero es una herramienta, no un objetivo.

Por sí mismo no puede cubrir ninguna necesidad física, emocional, espiritual o profesional que tengas y, sobre todo, no puede definir quién eres. Por lo tanto, no puede fungir como un propósito o meta.

Comprender esta realidad va a ayudarte a que te liberes del deseo por acumular y enfoques tus esfuerzos hacia objetivos reales, que te hagan sentir pleno y satisfagan tus sueños e ideales.

3 – Define tus objetivos

Una vez que hemos entendido lo anterior, llega el momento de hacernos una pregunta:

¿para qué queremos el dinero?

Una casa, un automóvil, pagar deudas, un viaje, pagar una escuela, mantener a la familia…

Debes identificar lo que en verdad importa en tu vida a corto, mediano y largo plazo y mantenerlo en mente. Piensa en ello cada día, cada vez que gastes o cuando uses tus tarjetas.

No olvides que tus acciones deben alinearse con tus objetivos. Solo así podrás cumplirlos.

4 – Deja de culpar al dinero

Si a menudo piensas que el dinero es la fuente de todos tus problemas, entonces eres víctima de un fallo en la percepción.

Es necesario que seamos capaces de enfocarnos en nuestras acciones, sus causas y sus consecuencias. El dinero no es un ser consciente que actúe por sí mismo y que pueda ser culpable de algo.

En cambio, el modo en el que conducimos nuestra vida y las decisiones que tomamos nos llevan por el camino, muchas veces de altibajos. Por lo tanto, incluso con más capital, los problemas seguirían estando ahí, aunque tomaran otras formas.

Si tenemos sentimientos negativos hacia el dinero, es muy probable que siempre suframos por problemas financieros. Por el contrario, si lo vemos de manera positiva, iremos adquiriendo la mentalidad adecuada para tomar el control de nuestros hábitos y decisiones.

Esto nos impulsará a aprender más, a gastar de manera inteligente y a superar las barreras que nos impiden mantener nuestra estabilidad.

5 – Cambia tu enfoque

En la actualidad la sociedad sufre de una concepción errónea que está tan arraigada en nuestras creencias que hemos llegado a creer que es verdad. Pero voy a intentar que veas el panorama completo:

No importa cuánto dinero ganas.

Pueden ser cientos, miles o millones de dólares al mes, eso no define tu éxito.

¿De qué te serviría tener una fortuna tan grande que ni siquiera sabrías qué hacer con ella? ¿Te haría más valioso que los que te rodean? No.

¿Cumpliría automáticamente tus metas o te presentaría en una bandeja de oro todo lo que alguien puede querer en la vida? No.

Es algo que hemos escuchado mil veces o más, pero eso no lo hace menos cierto: el dinero no compra la felicidad, ni la salud, ni familia, ni amigos y, ciertamente, tampoco compra el éxito.

Te haré una pregunta más: ¿qué preferirías?

¿Tener millones de dólares en tu cuenta bancaria, pero nunca cumplir ninguna de tus metas o tener tanto dinero como el promedio, pero lograr cada cosa que te has propuesto?

Te repito: no importa cuánto ganas, sino cuánto de esa cantidad está siendo utilizado para cumplir tus objetivos.

6 – Consulta a los expertos

Con lo anterior no pretendo decirte que el dinero es algo a lo que no debes prestarle atención, pero tampoco que es algo que debe tomar el control de tu vida y acapararlo todo.

Para encontrar un equilibrio entre estas dos, antes tendrías que hacerte una pregunta:

¿el dinero que obtienes mes con mes sirve para cubrir tus necesidades básicas?

Si no, es necesario que realices varios ajustes para que sea así: buscar un empleo mejor, reducir gastos innecesarios, aceptar un turno extra…

Una vez que cumplas con esto, puedes comenzar a acomodar el sobrante mensual en una cuenta de ahorros o invertirlo.

Es necesario crear un presupuesto e incluso hay variantes que te obligan a gastar cada centavo. Tampoco nos olvidemos del fondo de emergencia, el de ahorros para el retiro, impuestos, ajustes macroeconómicos, diversificar el ingreso…

¡Es mucho que aprender! Por eso, si tienes problemas al organizar tus gastos o crear un presupuesto, si las deudas te están asfixiando y sientes que tus finanzas personales están pendiendo de un hilo, que no te avergüence pedir ayuda o recurrir a personas que tengan un conocimiento más profundo de esos temas.

Vale mucho aceptar que no sabemos algo o que sale de nuestro control y solicitar ayuda, pues solo así vamos a aprender y mejorar.

7 – Sé rico

Lo hemos mencionado antes: la riqueza es un estado mental y no financiero.

Por lo tanto, ser rico se trata de ordenar nuestras actitudes y pensamientos para que se alineen con lo que queremos.

Quizás en este punto puedas pensar que nunca lograrás pagar tus deudas o que no contarás con suficiente dinero para un lujo ocasional. Pero la verdad es que sí está a tu alcance. Solo que no será fácil o rápido.

La estabilidad que confiere el “estado mental de riqueza” se gana a través de aprendizaje, esfuerzo, atención y perspicacia.

Las personas más ricas del mundo no son las que más acumulan, sino las que se atreven a salir y crear sus propias oportunidades sin esperar que el mundo lo haga por ellos o que alguien los salve de las malas situaciones.


Si tomas responsabilidad de tu vida y tus acciones y trabajas en mejorar, el dinero se alineará con ellas y lo descubrirás como el aliado que siempre ha podido ser.

¿Tienes alguna duda? ¿Cómo te llevas tú con el dinero? Nos interesa leerte. No dudes en comentarlo. 😉

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