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7 compras que siempre vas a lamentar

16 marzo, 2020

Ya sea porque hubo una rebaja, porque contamos con un aumento de salario o a veces solo por mero impulso, todos hemos realizado una compra de la que después nos arrepentimos.

El sentimiento que produce el saber que malgastamos nuestro dinero usualmente va acompañado por frustración y un deseo de no repetirlo… aunque rara vez lo conseguimos.

Por eso, aunque quizás no podamos evitar todas las malas compras, si te interesa tener finanzas saludables, piénsalo dos veces antes de gastar en alguna de las siguientes cosas:

1 – Automóvil nuevo

¿Cómo podría ser una mala idea comprar un flamante carro último modelo?

Las compañías automotrices se han encargado de hacernos creer que la compra de un automóvil es la mejor inversión que podemos realizar. Que seremos la envidia de nuestro vecindario y que ganaremos el respeto de todos los que nos rodean.

No obstante, esta compra presenta una amenaza grave para nuestras finanzas debido al interés acumulado, la depreciación constante y los gastos posteriores para el mantenimiento de nuestro vehículo.

Es una compra tan importante que puede desestabilizar nuestras finanzas de tal manera que nos dejen en una incertidumbre económica para el futuro.

Lamentablemente, la realidad es bastante menos optimista. Probablemente hayas visto en casa de algún conocido (o quizás en la tuya) ese típico aparato estorboso que hace las veces de perchero.

Aunque cuando realizamos la compra parece que estamos haciendo algo por cuidar de nuestra salud, en realidad solemos gastar en algo que quedará arrumbado en alguna esquina de nuestras casas y solo acumulará polvo.

Algo similar ocurre con las membresías de gimnasio que pagamos de manera anual o anticipada. Es una cantidad grande por un par de semanas de usar las instalaciones al inicio de cada año y no volver a visitarlo.

Claro que es bueno proponernos mejorar nuestra salud, pero para que el hábito se arraigue, hay que hacerlo de manera adecuada y no esperar que una máquina milagrosa o una membresía hagan todo el trabajo por nosotros.

3 – DVD, Blu-rays, videojuegos, discos / objetos coleccionables

Casi todos tenemos una película o una serie favorita. Una que nos pone de buen humor, nos hace reír o que tiene un mensaje con el que nos sentimos identificados. O quizás se trata de un cantante o grupo musical o un videojuego.

Por eso, en su momento, comprar los discos para poder disfrutar de algo que nos agradaba era lógico.

No obstante, con el auge de las plataformas digitales, esos tiempos terminaron. En la actualidad no es muy difícil encontrar prácticamente cualquier producto audiovisual en internet.

Con servicios como Netflix, iTunes, Spotify, Gamepass… tenemos música, películas, videojuegos o series de televisión a unos cuantos clics de distancia. Esto vuelve innecesarias a las versiones en físico.

También la mayoría de los objetos coleccionables entran en esta clasificación. Puede ser tentador comprar una figura de algún personaje, un cómic antiguo o la edición especial de algún videojuego o película, pero hay que mantener en mente que este tipo de objetos adquieren valor monetario por su exclusividad y no solo por ser “de colección”.

Por lo que en realidad no podremos usarlos y tampoco obtener una ganancia económica al venderlos tiempo después.

En pocas palabras, resulta mejor consumir un producto en su versión digital que gastar una cantidad mucho mayor en algo que se quedará esperando en algún estante de nuestra casa acumulando polvo.

4 – Garantías extendidas

Resulta un tanto irónico que antes de que compremos un producto, el vendedor remarque una y otra vez su calidad, su durabilidad y cuánto tiempo podremos disfrutarlo, pero tan pronto como lo compramos, su discurso de ventas cambia y ahora su propósito es que nos demos cuenta de cuán desprotegidos estamos ante una eventualidad.

En cualquier momento el objeto que acabamos de comprar puede fallar y “más vale estar preparados”, por lo que nos ofrece una garantía extendida.

Pero la mayoría de las veces se trata de una estrategia que se aprovecha de nuestro temor a la pérdida para aumentar el precio de nuestra compra.

¿Valen la pena las garantías extendidas? De acuerdo con expertos financieros como Dave Ramsey, en casi todos los casos, la respuesta es no.

La probabilidad de que tu nueva lavadora o tu refrigerador necesiten una reparación durante el periodo extendido es tan baja que acceder a esta compra es más por apaciguar la sensación de peligro inminente que por un riesgo verdadero.

Y no permitas que te engañen esas impresionantes ofertas estilo “si llamas en los próximos minutos”, ya que solo buscan inyectarte una sensación de urgencia para que realices una compra innecesaria a la que le darás uso un par de ocasiones antes de que se rompa o te olvides de ella.

6 – Equipo de uso esporádico

Quizás seas de esas personas que han soñado con ir de acampada o practicar alpinismo; tal vez lo que te llama la atención son las reuniones familiares en el jardín o desarrollar tus habilidades como chef.

En casi todas las ocasiones, esta variedad de intereses deriva en una serie de compras de un solo uso: herramientas especializadas, tiendas de campaña, piscinas, jacuzzi, cafeteras profesionales, máquinas extractoras de jugo, asadores y hornos de piedra para pizza, entre muchas otras.

El problema con estas compras es que se realizan fuera de tiempo; es decir, antes de que definamos si en realidad es un interés que mantendremos a largo plazo o será algo más pasajero.

Por esa razón, en las primeras ocasiones conviene solo rentarlas, así tendremos la libertad de decidir si es algo que en verdad nos apasiona o no.

7 – Paquetes extragrandes / producto extra

Muchos servicios de comida cuentan en su menú con una opción “jumbo” o también ofrecen una cantidad adicional de ciertos productos. Ya sea en restaurantes, cinemas, teatros o eventos deportivos o musicales, estas opciones están diseñadas para que gastemos más en producto que, en casi todas las ocasiones, resulta innecesario y está sobrevalorado.

El ofrecimiento de un extra por un “precio bajo” juega con nuestra mente para hacernos pensar que un refresco ultragrande u otro paquete de queso para nachos es una buena idea, cuando en realidad estamos pagando de más por un producto que rara vez vamos a consumir por completo.


Si te descubres arrepintiéndote de compras que hiciste o a menudo encuentras en tu casa cosas que usaste en una sola ocasión, puede ser tiempo de que reflexiones sobre tus hábitos de gasto.

Una de las mejores estrategias para hacerlo es plantearte un periodo de espera de 24 horas antes de las compras “grandes”. En ese tiempo el impulso puede disminuir y tendrás oportunidad de evaluar la necesidad real del objeto. No olvides que puedes fijarte un límite de gastos cada mes y aprender a decirte “no”.

La sensación placentera que produce comprar puede resultar adictiva, pero recuerda que al final te sentirás mejor por tener dinero en tu bolsillo que una cuenta en la mano.