Los altos precios, las deudas, un salario que no aumenta, la inflación… Pareciera que todo está en nuestra contra cuando intentamos comenzar un ahorro.
Y, sin embargo, si deseamos tener un mejor estilo de vida o dejar de padecer por cuestiones financieras, es un paso inevitable.
¿Pero cómo podemos lograrlo en el mundo actual?
Sin duda se trata de un hábito difícil de adquirir. Pero con algunos cambios pequeños en nuestro estilo de vida y nuestra percepción es posible empezar a ahorrar cantidades considerables.
Estas después podrán dirigirse a inversiones o a proteger nuestras finanzas personales en caso de una eventualidad.
Por eso te enseño aquí 7 claves para ahorrar más y gastar menos.
1 – Un presupuesto minucioso es tu mayor aliado
Si no tienes una idea clara de cuánto dinero ingresa a tu bolsillo y cuánto lo abandona, tu control está limitado.
Todos nos enfrentamos a situaciones en las que se nos presenta un gasto que consideramos aceptable, ya que tenemos una idea aproximada de la cantidad en nuestra cuenta bancaria.
El problema es que la mayoría de las ocasiones, esta suposición es errónea y demasiado optimista.
Desarrollar un presupuesto detallado elimina las variables y nos deja con datos concretos que podemos usar para guiar nuestras compras.
Mejor todavía, es posible crear un presupuesto en el que gastemos cada centavo que ganamos mes con mes y en el que ya se considere el dinero apartado para nuestros ahorros.
Sea cual sea el tipo de presupuesto que quieres aplicar (uno extensivo o uno más ligero), el conocer tu estado actual es el primer paso para mejorar.
2 – La perspectiva cuenta mucho
Nada grande se puede lograr en poco tiempo y sin esfuerzo. Aunque esto es fácil de comprender, el asimilarlo de manera práctica resulta más complejo.
Los humanos somos seres de hábitos y recompensas. Hacemos las cosas porque se sienten bien o porque nos proveen reforzadores inmediatos y dejamos de hacer aquellas que no lo hacen.
Comer una pieza de postre mientras disfrutamos de una película siempre suena más agradable que pasar dos horas diarias en el gimnasio, quedándose sin aliento y empapado en sudor.
No obstante, los resultados de ambas son contrarios.
Cuando comenzamos a ahorrar es casi seguro sentirse desanimado por las cantidades relativamente pequeñas que guardamos. $100 dólares al mes pueden no parecer mucho en un primer vistazo, pero después de un año, eso se convierte en $1,200 dólares.
Eso podría cubrir un salario mensual de algunas personas e incluso dos o más de otras. De la misma manera, $3 dólares en un café al día pueden parecer poco, no obstante, al año eso acumula casi $1,100.
Nuestro éxito entonces se reduce a la capacidad de ajustar nuestra perspectiva para considerar los beneficios y perjuicios de nuestras decisiones a largo plazo.
3 – El crédito y los préstamos son armas de doble filo
Endeudarse es lo último que hace una persona con finanzas saludables.
Ya que contamos con perspectiva, es fácil darse cuenta de que esos intereses que pueden parecer pequeños, en realidad son grandes cantidades extra que estás pagando por el mismo producto.
También se ha demostrado en investigaciones que, al usar una tarjeta de crédito, las personas suelen gastar un 15% más que si lo hicieran en efectivo.
Y recurrir a préstamos solo debería hacerse cuando se tiene un plan claro y sólido para devolver la cantidad a tiempo. Además de que obviamente solo debe ser en algo por completo indispensable, que no puede esperar hasta que juntemos el dinero en efectivo.
Gastar solo el dinero que tenemos nos hace más cautelosos con lo que elegimos comprar y, por lo tanto, se incrementa nuestro ahorro.
4 – Siempre existe una versión más barata
Esto podría hacernos pensar en aquel refrán que reza “lo barato sale caro”.
No obstante, se trata de una observación sobre el valor que le damos a las cosas y no de una ley.
Ya lo veíamos, comprar una taza de café en un establecimiento puede costarnos cientos de dólares al año. Y sabemos que el café es combustible para muchos de nosotros, por lo que eliminarlo está fuera de las opciones.
Pero ¿qué tal si prepararas un termo con café casero? El precio se reduciría de manera sorprendente, además de que estarías seguro de qué contiene lo que estás consumiendo.
También sucede a la hora de viajar. Nadie dice que deberías dejar arrumbado el automóvil y olvidarte de él, sino que podrías adaptar tu rutina para usar el transporte colectivo y ahorrar en gasolina una o dos veces a la semana. No solo resulta más ecológico, sino que tu bolsillo lo apreciaría.
Como ya lo dijimos, estas cantidades que ahorramos se van acumulando con el tiempo y en solo algunas semanas nos habremos adaptado a estos pequeños “sacrificios” que mantendrán el dinero en nuestra cuenta.
Esto también aplica para las ofertas. En algún momento, casi cualquier cosa que quieras comprar tendrá un descuento. Por eso, si no es algo que necesites de inmediato, conviene esperar.
5 – Analizar, reflexionar y esperar antes de cada compra
Piensa en el último año. ¿Cuántas veces compraste algo por impulso?
Cuando no prestamos atención a nuestros hábitos financieros, este tipo de gastos consumen un porcentaje enorme de nuestro dinero.
Entonces al final de cada mes nos descubrimos con un cúmulo de cosas que en realidad no usaremos más de una vez y un vacío en nuestra cuenta bancaria.
Por eso, siempre es mejor establecer un periodo de espera de 24 horas antes de realizar una compra. Así le damos oportunidad al impulso para que disminuya, lo cual genera la ocasión de evaluar la necesidad real que tenemos de esos objetos.
Una estrategia al comprar por internet consiste en añadir todo lo que queremos al “carro”, pero no finalizar la transacción. Después, esperamos un par de días para regresar a la página con la cabeza más fría.
El hecho de haber agregado las cosas al carrito genera en nuestro cerebro una sensación similar a la que obtendríamos si los hubiéramos comprado, por lo que, una vez que volvamos, el impulso habrá disminuido.
6 – Tener claro el propósito lo hace más fácil
¿Por qué quieres ahorrar? ¿Qué vas a hacer con ese dinero? Puede tratarse de una compra grande, de una inversión o de un ahorro para el retiro.
Debes tener presente la razón por la que estás haciéndolo y recordarla a menudo.
Esto funciona como un reforzador de tu conducta, ya que adquirir un hábito no es algo sencillo de hacer.
Para lograrlo, haz uso de todas las herramientas a tu disposición. Por ejemplo, si ahorras para un viaje, crea un collage de fotografías del lugar que quieres visitar y colócalo en un lugar visible.
Puedes escribir notas adheribles y ponerlas al lado de tu computadora o conseguir un token (un objeto pequeño) que puedas llevar en tu bolsillo y te recuerde tu propósito.
Mientras mantengas presente tu porqué, descifrar el cómo será más fácil.
7 – Cada victoria se celebra
Te lo repito: este proceso no es sencillo.
Si estás aquí es probable que apenas comiences en el desarrollo de este hábito y todavía te queda mucho camino por delante. Por eso debes aprender a identificar tus victorias y a congratularte por ellas.
Puede ser cuando no compras algo pequeño, como un caramelo en el supermercado o cuando resistes el impulso de gastar y te permites un análisis de la situación y de tus necesidades verdaderas.
Cada experiencia como estas es un paso más en el camino para construir el hábito de ahorrar. Y al igual que en todos los caminos, cada paso cuenta.
¿Tienes alguna duda? ¿Qué trucos usas para ahorrar? Nos interesa leerte. No dudes en comentarlo. 😉
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